Poner buena cara y sonreir

lunes, 22 de julio de 2013

Sonrie.

El invierno se fue y con él un montón de recuerdos. Añoras el olor de su perfume, gente que tu creías importante desaparece, te apartas de otra que no te conviene, sonrisas, llantos, saltos, bailes, música... Dicen que nadie aparece en tu vida por casualidad, y que al igual que aparecen, se marchan. Que es ley de vida. No debemos aferrarnos al pasado porqué nunca sabremos lo que nos depara el futuro. Las estaciones del año pasan, igual que una hoja es arrastrada por el viento y una página cualquiera de un libro se puede convertir en el final de una gran historia.

miércoles, 3 de julio de 2013

Y se va, como todo el mundo que nunca mas vuelve.

A ella le ahogaban las ganas de escapar. Y él le dijo que gritase con todas sus fuerzas. Sucedió así:
—No me mires, no quiero que me veas llorar. No quiero llorar.
—Sólo los cobardes no lloran, y no creo que tú seas una cobarde. Llora mirándome a los ojos. Llorar es bueno, necesario, si no lo haces todo se queda dentro y terminas naufragando. Y a veces mueres.
—¿Y ahora qué hago? Ya no me quedan...
... ya no me queda nada. Sólo quiero irme a dormir, y quedarme mañana todo el día en la cama. Sólo quiero cerrar los ojos y abandonarme. Ya no quiero seguir.
—¿Y todo esto por qué le has visto siendo feliz con otra?
—¿No crees que es un buen motivo el hecho de haber visto al hombre de tu vida siendo feliz con la mujer de su vida?
—¿El hombre de tu vida?, juraría que, más bien, es el hombre de tu insomnio. Y no mucho más.
—Insomnio, vida, qué más da. Las horas en las que no puedo dormir soy más yo que en el resto del día. Llámalo como quieras.
—Ay... ahora, cariño, sólo puedes hacer una cosa. Tomar una decisión, decidir si vas a coger una camino o vas a tomar otro.
—¿A dónde lleva cada camino?
—Uno de ellos, el primero, te lleva lejos de aquí, a algún lugar donde terminarás olvidando que un día estuviste aquí, ahora mismo, llorando y deseando no llorar, por un chico que te ha roto, sino el corazón, las esperanzas. El otro camino, el segundo, no va a ninguna parte, empieza y termina aquí, contigo, ahora mismo, esperando que, quizá, no sea demasiado tarde para intentar conquistar a ese chico que ahora está siendo feliz con otra. Y... dime, ¿qué camino quieres tomar?
—¿Crees que es tan fácil? Quiero tomar los dos. Quiero irme lejos y olvidarle, y quiero quedarme aquí y creer que las segundas oportunidades existen y que pueden ser bonitas. ¡Quiero irme y quedarme! Quiero sacarle de mi cabeza y recordarle lo más fuerte que pueda. Estoy en un punto de transición en el que ya no sé si lo que quiero es pasar página o cortarme el dedo con ella.
—No lo tienes fácil.
—¿Acaso es fácil? El amor, digo. O la vida. No, no es fácil. Si lo fuese, supongo, no merecería la pena luchar por nada. A lo mejor. al igual que es necesario llorar, también es necesario, alguna vez, tener razones para hacerlo. Razones para llorar, digo. Quizá este sufrimiento signifique que todo esto era importante, sino para él, al menos para mí. Y que sigo teniendo la capacidad de amar y de sufrir, que a veces vienen siendo lo mismo.
—Eres increíble, joder.
—Y de qué sirve que lo sea si no puedo conseguir a la persona a la que quiero. Dime, de qué.
—Ni puta idea, cariño. Ni puta idea... La vida es así. A veces las personas que más necesitan ser queridas, son las personas que más solas están. Y también, a veces, las personas más tristes son las que tienen la sonrisa más bonita.