domingo, 27 de abril de 2014
Y sigo sin ti y con tu necesidad.
Me
pongo borracha. Tan borracha que ya no sé articular. No sé acentuar, las
palabras. Pero te quiero. Y es que me siento tan sola, que sólo me
acuerdo de ti. Porque yo creí que tú eras el final de tanta mierda. ¿Lo
entiendes? Creí que tú, y ya. Así que bésame. Dime que estás jodida. Que
mis escombros te parecen bonitos. Dime. Y no te separes. Quédate. ¿No
ves que me siento ruinas? Me siento como el
cielo nocturno, sin estrellas. Quédate a dormir.
Quédate. Necesito ver tu piel al despertar. Lo necesito. Necesito saber
que yo valgo para algo más que para morir. Me dijiste: “Hay que
demoler”, y me señalabas a mí. Y no puedo seguir. Ya estoy cansado de ir
y de volver, con las manos vacías. Estoy cansado de verte sonriendo a
otras bocas. De pensarte haciéndole el amor a otros cuerpos. ¿Acaso soy
yo nada? Porque me siento resta. Y ya sé que tú y yo sumamos negativo,
pero es que me quema saber que no te quieres unir. Algo de nicotina
quedará en tus ojos. Algo. Para mí. Ya sabes que al verte me querré
fusionar. Contigo. Lo sabes. Que no me acostumbro a mi habitación si no
formas parte de ella. Que la decoración no tiene sentido, si tu desnudez
no adorna mi necesidad. Pero tú no quieres hacer turismo en mi vida, y
estas heridas sólo hablan de ello. Me hago pequeño. Y mientras el tiempo
pasa, y yo ya no sé. Qué decirte. O qué poesía dedicarte. Porque soy
todo esto y para ti no significa nada. Nada. Voy a desmontarme. Si
quieres juega con los trozos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)