Poner buena cara y sonreir

jueves, 22 de mayo de 2014

Fantasmas

Somos fantasmas. ¿Sabes que a veces me pregunto si tendremos otras vidas aparte de esta? Bueno, de lo que sí estoy seguro es de que hemos tenido varias muertes. Ahora somos fantasmas y supongamos que me muero de miedo cada vez que te apareces en mitad de mi cuarto para decirme que quieres dormir en el lado izquierdo de mi corazón. Pero sólo eres un recuerdo. Te fuíste y es lo que ha quedado, como las migas que iba dejando tu cuerpo mientras huía. Pero no voy a encontrarte, aunque me apetezca volver a lo conocido, por mucho que duelan esas calles que siempre terminan ahí adonde se abren tus piernas y yo saco la lengua. Somos fantasmas, y aún no he aprendido a sobrevivir sin despertar a los monstruos. Camino de puntillas cuando pasas por mi cabeza, no vaya a ser que llame la atención de esa pasión que ya sólo sirve de fotografía, quizá para recordarme a mí mismo que, sí, soy un desastre, pero que hasta este desastre supo encerrarte el cielo en la boca y ponerle banda sonora a cada uno de tus silencios. Pero somos fantasmas, no lo olvides. Y cuando me acerco, e intento abrazarte, te me escurres de las manos como si se hubiese quemado, hasta reducirse a cenizas, aquella ciudad que construí para nosotros.